Desgastado.
Sin embargo,te dejará atrás. Quizás
ni siquiera intervienes, ni tú, ni el paisaje.
Sólo el tren que no te deja salir del cuadro,
clavada está tu mirada.
A través del cristal pisan rayas de luz,
y la trayectoria te incorpora en si misma.
Cada movimiento es una tortura, el vaivén
te invade cada día. Sólo el asco y la sed,
nada más atestigua lo que has atravesado.
Lo que te atraviesa.
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